jueves, 30 de marzo de 2017

Quince minutos con... Lena Crewe


Mientras su hermana Iris ultima los detalles del libro de poemas que cerrará su trilogía, hemos obtenido una entrevista con su hermana melliza y mánager, Lena.

Pregunta: Háblanos un poco de tu familia y tu infancia.
Respuesta: Aunque soy inglesa, pasé gran parte de mi infancia y adolescencia en Atenas, donde vivimos en una villa a las afueras. Acudí a un colegio femenino durante los primeros años porque mis padres no se fiaban de los chicos griegos, así que cuando me llegó la edad de salir de marcha tenía unas ganas enormes… En aquella época yo era más popular que Iris, que era bastante tímida.


P: ¿Cuándo decidiste convertirte en la agente de tu hermana?
R: Pues fue poco después de que Iris ganase el concurso Tulipán Plateado y firmase un contrato para publicar su primer libro de poemas. Yo acababa de salir de una ruptura traumática, y fue idea de Iris emplearme como su agente, a pesar del escepticismo de la editorial, que no tenía demasiadas expectativas puestas en una novata como yo.

P: ¿En qué consiste exactamente el trabajo?
R: Básicamente soy una especie de ayuda de cámara veinticuatro horas. Quiero mucho a Iris, pero es un desastre. Si de ella dependiera viviría en un bosque, tocando la guitarra a los animales y recitando sus poemas al viento o algo así. Me encargo de administrar sus entregas, organizar sus citas y eventos e incluso elegir qué ropa debe ponerse en cada ocasión para no ir como una hippie a según qué sitios… Es una tarea agotadora, pero satisfactoria.


P: ¿Qué haces en tu tiempo libre?
R: La verdad es que no tengo demasiado… Una vez cada tres meses me voy a un spa durante tres o cuatro días para que me den unos masajes y someterme a tratamientos relajantes. Además me gusta leer, claro, y mi punto débil son las novelas románticas de época… ¡Cuánto más cursis mejor! En el fondo estoy hecha toda una romántica.


P: ¿Es fácil enfadarte?
R: Supongo que depende de la clase de persona con la que trate. Por lo general soy muy paciente, pero las personas intolerables e incapaces de razonar sus argumentos me sacan de mis casillas. No suelo durar mucho en conversaciones con ellos, así que normalmente me retiro antes de decir alguna barbaridad…

P: ¿Qué clase de música te gusta?
R: Sobre todo el pop indie, sobre todo el dream pop: Lana del Rey, Christine and the Queens, Aurora… Me gustan las voces femeninas que me ayudan a desconectar. Sin embargo, cuando voy en el coche me encanta escuchar rock clásico, como AC/DC.


P: ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste sola?
R: No es un sentimiento que albergue a menudo. Vivo y trabajo con Iris, así que estoy acompañada las veinticuatro horas del día. ¡Al contrario! A menudo echo de menos tener un poco más de tiempo para mí. Sin embargo, hace tan sólo unas semanas sí que me sentí un poco sola cuando me llegó la invitación de boda de una de mis mejores amigas… El año pasado se casaron tres. Es de esas cosas que te hacen pensar.

P: ¿Qué es lo que más te molesta?
R: La gente que no deja las cosas como las encuentra, en general. Es decir, quien va a tu oficina a decirte algo y no cierra la puerta al salir, o quien limpia descolocándolo todo, por ejemplo. Bien mirado, la verdad es que es algo que me pasa desde niña: odiaba prestar mis cintas de casete y vídeo porque nunca me las devolvían rebobinadas…


P: ¿Te gustan las fiestas? ¿Eres de las que bailan toda la noche o de las que van por la comida?
R: Más bien lo segundo… En mis primeros años de Universidad salía bastante para evadirme del hecho de que en el fondo no sabía qué quería hacer con mi vida. Con el tiempo esa faceta mía fue desapareciendo, y la verdad es que me estoy convirtiendo en una señora mayor a marchas forzadas. Vaya, que entre el plan de fiestón loco y el de cena civilizada me quedo con este último.


P: Para terminar, nos gustaría saber cuál es tu comida predilecta.
R: Tengo unos hábitos alimenticios cuestionables, lo confieso. Intento comer sano, pero al final con el tema del trabajo suelo terminar recurriendo a sándwiches de supermercado y cosas así. Tengo un placer culpable, eso sí, y muy inglés, además: el fish and chips de los pubs londinenses. Me da igual lo que opinen los turistas, es una delicia.

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