sábado, 27 de febrero de 2016

Reencuentro, reconciliación

Dicho y hecho, como anuncié que haría, fui en busca de Matt.
No soy de las que persiguen a un hombre. Es más, quizá sea precisamente por eso por lo que he estado a punto de perderle, si es que no ha sucedido ya. Me resistí a ir tras él, usando mi trabajo como excusa. Ahora tengo mi propia revista y, después de un año publicándose con un buen volumen de ventas, me atrevo a dejarla un poco más en manos de mis colaboradoras. Me he decidido así a volverme hacia otro de mis más acuciantes asuntos pendientes: mi novio, Matt.
Fue más fácil decirlo que hacerlo. Sí, viajé hasta Londres, pero una vez allí no encontré el valor para encararme con él tan rápido como habría presumido. Ha habido cierta distancia entre nosotros y sé que salió con Valentina, pero no sé si llegaron a algo. Me he retrasado en esa confrontación, asegurándome a mí misma que tenía otras cosas que hacer instalándome de vuelta en mi loft y trasladando mi fuerza de trabajo. Sin embargo, llegó un momento en que no pude retrasarlo más. Fue entonces cuando subí a su ático.
Pocas veces en mi vida he estado tan nerviosa como cuando llamé al timbre. Él, en cambio, me sostuvo la mirada con mucha calma al hacerse a un lado para dejarme entrar.
Tomé asiento en uno de sus sofás de cuero y él me imitó.
—Seguro que piensas que debería haber sido yo quien fuese a buscarte —habla él primero—. Si has venido a mandarme a tomar viento, lo entenderé.
Me revolví incómoda en mi asiento. La verdad es que no se me había ocurrido que él debiera ser el primero en venir a buscarme, pero no le faltaba razón. A fin de cuentas, él fue quien hizo mal.
—Imagino que tu sentimiento de culpabilidad está relacionado con Valentina. —Voy directa al tema.
Matt baja la mirada, y adivino por su pose que esta vez es él quien está nervioso.
—No sé qué es lo que has oído… —comienza a decir.
—Que os visteis —le corto—. Es todo cuanto necesito.
Matt suspira.
—Alyssa…
—Sólo quiero saber qué pasó entre vosotros. Me han recomendado lo contrario, pero si voy a morirme de celos, quiero conocer los detalles de por qué.
Él vuelve a suspirar.
—Si te digo que no hicimos nada, ¿me creerás? —No respondo de inmediato. Le miro fijamente, y él prosigue—. Es cierto que nos vimos, y creo que Valentina quiso que hubiera algo más. Creo que… Alyssa, la verdad es que creo que en cierto momento yo también lo quise.
Trato de expulsar el aire que estaba reteniendo en los pulmones, y hasta eso se me quiebra al escucharle.
—Pero… acabas de decir que no llegó a pasar nada.
—Porque no pasó. Alyssa, estoy siendo sincero contigo, esperando que puedas perdonarme por haber deseado a otra mujer… aunque nunca haya llegado a pasar nada con ella.
La tensión de los últimos minutos se agolpa en mis oídos y por un instante sólo oigo los latidos de mi propio corazón. Me permito perder la compostura al recostarme en el sofá. Le creo con tanta intensidad que el alivio me golpea casi con violencia. Oigo a medias sus siguientes disculpas, su arrepentimiento centrado en haber salido con otra mientras yo estaba ocupada trabajando tanto.
—Pero quiero hacerlo todo bien a partir de ahora. Quiero estar contigo para siempre, Alyssa. ¿Te casarías conmigo?
Su proposición me pilla completamente por sorpresa. No me había planteado el matrimonio. Y sin embargo…
—Sí. Pero no todavía.
—¿No todavía…?
—Cuando esté lista, te lo diré.
Matt parece aturdido, pero accede:
—De acuerdo. Esperaré.

No puedo evitar que me entre la risa floja, y entonces él se sienta a mi lado y me abraza. Pese a todo, tenemos algo que celebrar.

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