jueves, 31 de octubre de 2013

Una nueva vida

La cara de la pobre Darcy es un poema. Deduzco que su padre no le había contado que se puso en contacto conmigo para contarme que se mudaban a Inglaterra y que, si quería, me pagaba los estudios allí para que no tuviera que separarme de mi mejor amiga. Por eso estoy en su salón con mi equipaje aunque son casi las ocho de la noche, una hora intempestiva para presentarse en casa de cualquiera. Supongo que el hecho de que este ático de lujo vaya a ser también mi casa a partir de ahora hace que lo de la hora no sea para tanto.

Darce suelta el secador encima de una de las mesitas auxiliares y serpentea entre mis maletas para darme un abrazo.

-No quiero sonar grosera, pero, ¿qué haces aquí? –Pregunta. Suena tan emocionada que resultaría imposible que me lo tomara mal.

-Darte una sorpresa –respondo-. Tu padre, tu nuevo padre, se puso en contacto conmigo. Me contó que os mudabais y me propuso que viniera a vivir con vosotros. Comentó que él tiene que viajar mucho por trabajo y que no quería que te sintieras sola en un nuevo país.

Ella toma asiento en el borde del sofá más cercano.

-Uau –dice, y aunque parece impresionada, comenta-. Eso es increíblemente egoísta por su parte. Es decir, me alegra que hayas venido, me hace muchísima ilusión, pero no puedes ir por ahí diciéndole a la gente que cambie su vida entera por ti.

La verdad es que yo también lo pensé cuando me llamó, pero no le puse pegas, y de hecho, ni siquiera le dediqué demasiado tiempo a esa reflexión: en mi caso particular, la oportunidad de mudarme a Londres es demasiado tentadora. Aquí podría dejar de estudiar Filología para centrarme en el Diseño de Moda, algo de lo que mis padres no quieres ni oír hablar. Dudo que el señor Stark, en cambio, tenga problemas con mi elección de estudios.

-Supongo que eso explica la habitación de invitados tan personalizada… ¿Te puedes creer que no me había contado nada?

-Quería que fuera una sorpresa. Insistió mucho en ese punto.

Darcy asiente con la cabeza.

-Ya veo. Bueno, ahora tendré que llamarle –suena como si fuera un gran esfuerzo para ella, y al mirarla con gesto interrogante, me explica-. Aunque sepa que es mi padre, en gran medida sigue siendo un desconocido. Me resulta extraño llamar por teléfono a una de las personas más ricas del mundo como si nada. De hecho, me resulta extraño tener su número de teléfono.

No puedo reprimir una sonrisa.

-Bueno, mujer, date tiempo. A mí también se me hace raro. Lo superaremos.

-Tienes razón, Connie. Ahora estamos juntas, y podemos conseguirlo todo, ¿no es cierto?


Asiento vigorosamente con la cabeza. Claro que podemos.

miércoles, 30 de octubre de 2013

La habitación de Connie

Como ya sabéis, Tony ha conseguido que la mejor amiga de Darcy, Connie, se traslade a su apartamento en Londres para hacerle compañía. Su dormitorio en la casa es ésta:


martes, 29 de octubre de 2013

Pelis de terror caseras

Tanto decir que íbamos a vivir en Londres cuando ha sido hacer la mudanza y empezar a viajar por todo el mundo. Supongo que ser el director de una multinacional tiene esos efectos secundarios, pero sinceramente, esperaba poder aprovechar el inicio de esta nueva etapa para conocer mejor a Tony. Es decir, a mi padre. Todavía me estoy acostumbrando a la idea de tener un padre, y me gustaría que él me ayudase en ese proceso. Él no puede haberse hecho tan fácilmente a la idea de tener una hija. Además, me ha dejado sola en un edificio en el que no hay ningún otro inquilino todavía.

De hecho, a medida que anochece y la luz desaparece, me siento más y más intranquila, y enciendo las luces de casa para que me hagan compañía. Sé que tengo un edificio entero lleno de gente de mi edad justo al lado, pero sinceramente, me da no sé qué aparecer por allí a lo: “Hola, soy vuestra nueva vecina, ¿me dejáis quedarme a dormir en algún sofá?”. No es plan.

Antes de irse, mi padre encargó una compra con la que podría alimentarse a todo un regimiento y en la que se encuentran representadas todas las porquerías de comida basura que ofrecen los supermercados ingleses, y podéis creerme cuando os digo que son muchas. Paso un buen rato echando un vistazo por armarios y nevera antes de decidirme por la pizza, que siempre es la mejor solución. Pero antes me dirijo al cuarto de baño: prefiero darme una ducha.

¿Conocéis esa sensación cuando estáis bajo el cálido chorro de agua de la ducha, las gotas reverberando en el plato de porcelana con ese característico sonido y tú ahí, desnuda, con un sentimiento de vulnerabilidad que es difícil igualar? Es habitual, ¿no? ¿Y si a eso le sumáis la sensación de haber oído un ruido al otro lado de la puerta del cuarto de baño? Al principio trato de convencerme de que son imaginaciones mías, pero el sonido, un crujido insistente, se repite. Me seco a toda prisa y me embuto en el pijama mientras busco con la mirada algo grande y contundente tras lo que protegerme cuando salga. Lo único que tengo es un secador, y me digo que con un poco de suerte, si hay un ladrón quizá consiga confundirle haciéndole creer que es una pistola. Sólo después de haber abierto la puerta recuerdo que tengo todas las luces encendidas, así que las probabilidades son mínimas. Sin embargo, ya no hay vuelta atrás: empuñando el secador como si fuese un arma asesina, salgo al pasillo y enfilo silenciosamente hacia el salón.

Voy descalza, así que mis pies no hacen ruido sobre el parqué pulido de nuestra casa. Ahora sí que oigo claramente que hay alguien en casa, que no eran imaginaciones mías, y empiezan a temblarme los brazos con los que sostengo el secador como los polis de las películas. Me asomo al salón muy despacito y al hacerlo doy un grito… la pelirroja que está en el mismo, rodeada de maletas, da un respingo y se gira hacia mí con los labios formando una O casi perfecta.

-¡Connie! –Exclamo.

Es mi mejor amiga, a la que no veía desde que mi padre y yo cogimos el avión que nos trajo a Londres. No comprendo qué hace aquí, pero de la emoción boqueo como un pez, tratando de decidir qué hacer a continuación, pero ella me lo pone fácil:

-¿Qué haces con ese secador?

Entonces recuerdo que lo tenía en la mano, y lo escondo detrás de mí.


-Pues verás –carraspeo-, la verdad es que es una larga historia…

jueves, 17 de octubre de 2013

Back to the heart

Tras unas agónicas semanas en que no estaba segura de si podría quedarme en Londres o si tendría que regresar a España, parece seguro que voy a quedarme una temporada. Lo malo es que el número de chicas que tengo conmigo ha vuelto a reducirse a las adquisiciones que hice aquí, y hasta que pueda empezar a traer a las demás (y ante todo, su amplio guardarropa), me temo que las sesiones de fotos van a ser un poco monotemáticas...

De momento, el tiempo nos ha dado una pequeña tregua gracias a la que he podido hacer una sesión en exteriores. ¡Toda una novedad en la dinámica de Dolls Crazy House! Las modelos han sido Darcy y Connie.






¿Qué os parecen sus looks a lo catálogo de El corte inglés?