martes, 29 de marzo de 2011

Clary



Modelo: Barbie Fashionistas Swappin' Styles Wave 1 Sassy (Mattel playline, 2011)
Molde de cuerpo: Fashionistas Swappin' Styles
Molde de cara: Summer

Clarice Tamara Kent, Clary para los amigos, es una de las nuevas amigas de Prue en Londres. Tiene diecinueve años y estudia segundo de Veterinaria, pero repite una asignatura de primero, y allí conoció a Prue. Se hicieron íntimas en nada y menos, normal: Prue es la alegría de la huerta y Clary es absolutamente encantadora, abnegada, buena amiga… Pero como todo el mundo, tiene un reverso oscuro, uno que le costó mucho desvelarle a su mejor amiga…

Y es que Clary padece trastorno bipolar con desdoblamiento de personalidad. Y su segunda personalidad, Rita, es, en pocas palabras, una arpía. Pero ya tendréis ocasión de conocerla…

Pasa gran parte de su tiempo, tanto libre como ocupado, en casa de las Deveraux. Vamos, que es una ocupa de primera, pero como es encantadora, Alyssa le da carta blanca para saquear la nevera, el baño y lo que haga falta.

Su canción favorita es What’s my name?, de Rihanna.

Su frase insignia es Good side speaking.

lunes, 21 de marzo de 2011

La modelo por excelencia posa en exclusiva

Hoy tenemos una sesión muy especial... Y es que Pam Bolton, la súper modelo que vive en el 1º A de Dolls Crazy House (algún día veréis el croquis de cómo se reparten las chicas en los apartamentos...) ha aceptado a posar sólo para nuestros ojos. ¡Recordad ampliar las fotos para verla en todo su esplendor! Si no, Pam se enfadará...

Pam luciendo su conjunto de día. Es parte de la ropa con la que llegó a mí y francamente, creo que es la que mejor le queda.
Un primer plano. Se maquilla muy bien, ¿no os parece? Aprendió muchos trucos durante su carrera como modelo.
También aprendió trucos para posar...
Su segundo conjunto; esta foto es una de mis preferidas. Le añadí un filtro rojo para que diese esa tonalidad tan rosa como su vestido, su bolso y sus gafas. Queda mucho mejor que la original, podéis creerme.
Supe que este vestido sería suyo en cuanto lo vi. Le queda como un guante, a pesar de no estar pensado para el cuerpo Model Muse. Después de su propia ropa, es el que más me gusta cómo le queda.
Pam con su vestido de Nochevieja. A estas alturas de la sesión empezaba a tener el pelo bastante electrizado, algo que le pasa enseguida, más que a las demás.
Revisando en el Baúl de los Recuerdos de mi infancia, hallé este vestido que quedó adjudicado enseguida a nuestra modelo retirada. Todavía tengo que pulir los accesorios que van con él, pero me parece que le favorece mucho...
Pam con su hermana Synnöve. De acuerdo, nunca le darán un premio a la Mejor Hermana Mayor, pero no puede negarse que es una hermana de la que se puede fardar un poco
Tuve la gran suerte de encontrar en una juguetería de barrio un set de complementos de la primera colección de Fashion Fever, que incluía el el gorro, el sombrero y las gafas de sol. Me pareció muy adecuado para Sy, pero a ella no le gustan esas gafas de sol... Pam intenta convencerla...
Las tres hermanas juntas. La pobre Synnöve, que salió a su padre, parece adoptada en comparación con sus hermanas, bastante más parecidas entre sí.
En fin, esto es todo por hoy. ¡Muchas gracias por vuestros comentarios en las entradas anteriores! Cada vez que recibo uno, me alegráis el día.

viernes, 11 de marzo de 2011

Sia

Se recomienda ampliar para apreciar todos los detalles
Modelo: J-Doll J-619 Unter den Linden (Jun Planning, 2011)
Molde de cuerpo: Type 4 Pullip
Molde de cara: J-Doll

Reinhild Aloisia von Becker, alias Sia, procede de una familia acomodada que vivió en el Berlín Occidental durante toda la separación del país. Es muy refinada, ya que la educaron para comportarse como una dama en todo tipo de situaciones, y si algo llama la atención de ella es que irradia dulzura y clase por los cuatro costados. Está estudiando Historia del Arte, y quiere especializarse en la vertiente de diseño textil. Por eso se pidió la Erasmus en Londres: para poder centrarse en el Arts & Crafts.

Sia posee un talento que le granjea amigos allí donde va: su talento a la hora de preparar postres. Puede hacer cualquier dulce y siempre le quedan deliciosos, pero lo más misterioso es que, cuando conoce a alguien, se da cuenta de cuál es el que más va a esa persona a los pocos minutos… y nunca falla. Adora el té y toda su parafernalia; de hecho, colecciona tazas de porcelana y las utiliza todas. Lamentablemente, tuvo que dejar su colección en casa…

Su canción preferida es Cool enough, de Nicole Atkins.

Su frase insignia es: Von dieser Seite des Flusses

miércoles, 2 de marzo de 2011

Por qué vivir con Pam no es nada fácil


Ya sé que en las fotografías de las revistas y en las entrevistas que concede parece una persona sana, equilibrada y prácticamente perfecta, pero ésa no es la verdadera Pam. Pamela Johanne Bolton, mi hermana mayor, es:
         1.-Egocéntrica.
         2.-Poco realista.
         3.-Una niña mimada de la industria de la moda.

         En pocas palabras, es una de esas personas que están acostumbradas a que se cumplan todos y cada uno de sus absurdos deseos. Y lamentablemente, sí, eso me incluye, porque Pam ha decidido que soy un tipo de chica muy determinado. Ella piensa que soy, en pocas palabras, su mini-yo. Podría achacarse esa percepción a que lleva muchos años sin convivir conmigo, ya que sí, es cierto, cuando éramos pequeñas ella era mi ídolo, pero las cosas han cambiado. Mis padres se han marchado a vivir fuera del país y no quise insistir en lo contrario cuando me propusieron venirme a Londres con Pam, porque, ¿con quién iba a quedarme? ¿Con Rachel?

         Está bien: probablemente no estaréis entendiendo nada. Empezaré por el principio.

         Yo salía con un chico en Liverpool. Se llamaba (o se llama, creo que no se ha muerto) Dean, Dean Patrick. Le conocí al entrar en el instituto, en noveno grado. Coincidíamos sólo en Educación Física y en Química, pero conectamos enseguida. Al año siguiente, cogimos adrede el mismo horario. Y después de eso, en undécimo grado, me dijo que yo le gustaba. Le rechacé, no porque él no me gustase a mí, sino porque… es difícil de explicar, pero no creía que me quisiera de verdad. Es decir, lo primero que pensé era que confundía el hecho de que fuésemos buenos amigos con sentimientos más profundos como los que yo, de hecho, albergaba hacia él. Además, nunca he creído en el amor verdadero, en mi opinión es algo que se inventó Hollywood basándose en novelas del XIX, pero ése es otro tema. El caso es que se lo dije a Dean con esas palabras, y él se marchó muy compungido. Pensé que lo superaría; teníamos quince años, a esa edad te enamoras todos los días.
         El caso es que me equivoqué. Bueno… sería muy largo de contar todo lo que pasó en undécimo grado, basta resumirlo en una frase: logró convencerme de que estaba enamorado de mí, y acepté salir con él. Sí, entramos en bachillerato convertidos en pareja feliz. En serio, nunca creí que yo daría esa imagen prototípica de adolescente enamorada. Hasta mis padres se dieron cuenta de lo feliz que era.
         Por supuesto, tenía más amigos aparte de Dean. Mi mejor amiga se llamaba (y esto no me importa decirlo en pasado) Rachel Prince, y sí, éramos amigas como en las series de televisión: desde tercer grado. Inseparables. Nos lo contábamos todo. O casi todo, porque no supe que estaba liada con Dean hasta que lo vi con mis propios ojos.
         Nunca lo olvidaré.
         Fui a casa de Rachel, que vivía a tan sólo unas manzanas de mí, y decidí entrar por la puerta trasera. Teníamos esa clase de confianza.
         Les vi besándose a través de los visillos. Era la última hora de la tarde y ellos no me vieron a mí. Fue humillante.
         Me pasé toda la noche preguntándome cómo debía decírselo. Así enmascaraba el dolor de mi corazón roto, porque aunque no me viera casada con Dean precisamente, le quería, y aquello me dolió mucho. Bueno, ya os imagináis. Les mandé a la mierda a los dos.
         Lo más gracioso es que, encima, Rachel se ofendió.
         Así que nuestra amistad puede considerarse finiquitada por partida doble.

         De no haber sucedido todo esto, a lo mejor mis padres podrían haber considerado el dejar que me quedase en casa de Rachel durante el último año de instituto. Su madre no habría puesto inconveniente alguno, en ocasiones Rachel bromeaba diciendo que me quería más a mí que a ella, que era su propia hija. Cuando pasó lo de Dean, entendí por qué.
         El caso es que por eso vivo con Pam. Y no, no es nada fácil. Porque, como decía, ella tiene una idea preconcebida y completamente ficticia de cómo soy yo en realidad. Por eso tengo una habitación que parece sacada de una revista de casas de muñecas a escala 1:1. Dios, a veces me da la sensación de que los adornos tienen etiquetas sonoras y empezarán a pitar si los muevo. Bueno, he tenido que poner mis pósters de The Runaways y de Patti Smith detrás de la puerta, eso debería bastar como ejemplo práctico. Eso sí, Chesy estaría como loca en esta habitación tan… cursi… Pero ella tiene seis años, se le perdona.
         Por suerte, el destino o la casualidad (dejo la elección al gusto del lector) han querido que mis primas Alyssa y Prue vivan en el mismo edificio, y eso es un alivio, porque me llevo bien con las dos, y no les importa que suba a su casa de vez en cuando. Además, cuando me quejo de Pam, Alyssa me invita a cenar. Vale, es juego sucio… pero por aquí las cosas funcionan así. Al menos en familia. Ya os iréis acostumbrando…